Tonito y sus animales de granja
Los animalitos de Toñito
Toñito tiene una gran tropita:
Son suaves unos, y otros lisita.
Tienen patas dos o cuatro,
Unos tienen plumas, otros tienen cuernos largos.
El caballo lleva herradura,
Y las gallinas, garras y plumas puras.
El perrito, su cola torcida,
La oveja, rizos por toda su vida.
El cerdito tiene cerdas grises,
Y el caballo, crines felices.
La cabrita ramitas mordisquea,
Y Toñito a todos bien los cuida y los mima.
¿Dónde está mi caballo?
¿Has visto a mi caballo, Fermín?
Aquí brincaba hace un ratín.
¿Se cansó de tanto trotar?
¿O en su establo fue a desayunar?
Tal vez pensó con mucha calma:
“Voy al herrero a buscar mi arma”.
¡Sí! Ahora está en casa del herrero,
Y galopará muy pronto ligero.
En el pastizal
Salieron las cabritas al pastizal:
“¡Qué bonito está este lugar!
La hierba, el río, el arbustito,
Las flores, el sol y el cielito blanquito.
No hay motivo para balar,
¡Aquí podemos correr sin parar!
Podemos chocar con nuestros cuernecitos,
¿Quién quiere jugar un ratito?”.
Las vaquitas
En la primavera las vaquitas marrón y blancas
Andaban por la pradera sin tantas trabas.
Admiraban flores y rayos de sol,
Con un mordisquito a la hierba alrededor.
Masticaban hierba, con sus rabos al aire,
A veces hojas de trébol para variar sabores.
Cada una llevaba siete manchitas,
En su lomo y costado eran bien bonitas.
Soñaban todas con viajes lejanos,
Con praderas grandes y cielos claros.
Pero un cerco de madera las encerraba,
Y un perrito rojizo todo vigilaba.
Se acercaban al cerco con sus “muuu” deseosas,
Soñaban con praderas fragantes y hermosas,
Esas que esperan junto al bosque vecino,
Donde la hierba crece con dulce destino.
La cabrita
Toñito tenía una cabrita traviesa,
Se comió las flores junto a la mesa.
Tenía hábitos algo indignantes:
¡Con la patita espantaba a las aves!
Las gallinas y patos la evitaban,
Y los cerditos de ella se ocultaban.
Si un mariposa la veía venir,
Se iba volando o empezaba a huir.
Toñito rogaba: “¡Sé buena, por favor!”
Pero ella pateaba diciendo: “¡Qué horror!
No vale la pena ser buena y amable,
¡Soy testaruda y eso es inmutable!”
Un día, sola, masticaba hojas verdes,
Ya no tenía amigos a su lado siempre.
Decidió cambiar, ser cabrita distinta,
Cuando un gato la dejó solita.
El problema de la cerdita
La cerdita Choncha se siente mal:
“Tengo cerdas en lugar de un chal.
El gato tiene un pelaje suavecito,
Y la oveja luce su lana de abrigo.
El perrito Max tiene pelo esponjado,
La vaquita parches por todos lados.
¿Y yo? Apenas tengo unas cerdas tristes…
¿Qué me calentará cuando el invierno insiste?”
Toñito dejó de trabajar en su jardín:
“¡Te puedo coser un abrigo, al fin!
¿Lo quieres con bolsillos, a rayas o liso?
¿Con pompones o parches? Tú dime, preciso”.
Los patitos y los peces
En el estanque nadaban patitos,
Mojando sus patas y pequeños cuerpitos.
Los peces miraban con mucha atención:
“¿Quieren vivir en nuestra nación?
Tenemos escamas, branquias y aletas,
Ustedes alitas y patas coquetas”.
Los patitos nadan a veces en el estanque,
Pero prefieren el campo y volar distante.
El molino
Toda la semana el molino muele,
Y el domingo descansa, como suele.
Ese día llegan desde el prado
Mariposas y mariquitas de su lado.
A veces lo visitan libélulas doradas,
Abejas del jardín y aves encantadas.
El molino en domingo es especial:
¡Con sus aspas, hace un carrusel genial!
Eva y las hormigas
Hallaron las hormigas una manzana,
Y todas querían llevársela a casa.
Pero el problema era grande y claro:
¿Quién cargaría el fruto dorado?
Vieron al perrito: “¡Max, amiguito!
¿Nos ayudas a llevarlo un ratito?”
Pero Max movió la cola y se fue:
“Lo siento, corro hacia donde no esté”.
Todos corrían, el perro, el pato,
El cerdito y también un gato.
Al final, Eva llegó a ayudar,
Pues sabe que a los débiles hay que apoyar.
Abejitas
Volaban las abejitas de flor en flor:
Aquí dientes de león de amarillo color,
Allá violetas, margaritas tan blancas,
Ramos de botones dorados que encantan.
Una abeja aquí, otra allá se pasea,
Cada una con gorrito rojo en la cabeza.
¿Por qué llevan gorros rojos las abejitas?
¡Quieren parecerse a las mariquitas!
En la granja
Carlitos trabaja sin parar en la granja,
Así que todos ayudan con muchas ganas.
Cuando cava la tierra en el huerto,
Los patitos siembran semillas con acierto.
Al terminar, llega la hora de nadar:
Los patitos al lago se van a saltar,
Mientras Carlitos, en la bañera con espuma,
Sueña con el campo y recoge la bruma.
En casa de la mariquita
A la mariquita llegaron de visita
Cuatro abejorros de figura gordita.
Cada uno llevaba un anillo dorado
Y le pedía su mano enamorado:
“Mariquita, sé mi esposa querida,
Bailaré contigo cada día de mi vida.
Te cantaré zumbidos como canciones,
Y te regalaré dulces y melones”.
Pero la mariquita no quiso escuchar,
No deseaba a un abejorro por amar.
Alzó vuelo alto, con gran emoción,
A observar de cerca las nubes de algodón.
Las vacas moteadas
Las vacas suelen tener manchas aquí y allá,
En el lomo, en la panza, o cerca del cuerno quizá.
Manchas junto a las patas o sobre la oreja,
Cada vaca sus manchas de orgullo maneja.
Aunque hay excepciones, muy inusuales,
Vacas de leche, blancas como cristales,
O vacas negras, oscuras como la noche,
Con colores uniformes que nadie reproche.
A las vacas les encanta contar sus manchas,
Las de sus tías, abuelas y vacas anchas.
Pero la cuenta cada vez les falla,
¿Quién les ayudará a resolver la batalla?
En el charquito
Pasó una tormenta con gran furor,
Aquí un charco, allá otro mayor.
Cayó tanta lluvia que, ¡qué alboroto!
Cerca del gallinero hay puro lodo.
En el charco ya mojan las patas
La mamá pata y sus patitas.
¿Será un río, un lago o un lodazal?
Ellas felices se bañan sin parar.
Las observa la gallina curiosa:
“¡Mojan sus plumas de forma graciosa!
Yo nunca mojo ni una plumita,
¿Quién ha visto una gallina mojada, chiquita?”
Las orugas
Las oruguitas son bien verdes,
Cada una su cola larga tiene.
Y un hambre grande no les falta,
De coliflores, brócolis las encanta.
Además, ¡cómo les gusta la hoja tierna!
De kale, dientes de león, o hasta hierba.
Espinacas, zanahorias, todo es banquete,
Mientras devoran, nadie las detiene.
Cuando ya comen todo sin demora,
Se transforman de forma encantadora.
Y sin perder ni un momento breve,
Salen al mundo volando como leves mariposas.
El veranillo
Alguien visita al señor araña:
Sus amigas traen encaje de maña.
Manteles y cortinas de seda fina,
Que tejieron entre noches divinas.
La araña las cuelga en la ventana,
En el jardín y cerca de la cañada.
Todo brilla como si fuera de oro,
De sus obras el campo está lleno.
Bufandas a los árboles ha adornado,
Cintas a las flores ha colocado.
Porque el veranillo ya ha empezado,
Con los cielos claros y el campo dorado.
Astor y la ratita
Astor tiene su casita genial,
Y un jardín pequeño para saltar.
Ahí cava hoyos, da volteretas,
Y con energía corre en sus metas.
Conoce a una ratita simpática,
Que vive detrás de la cerca estática.
Cada día la puede encontrar,
En el jardín, al salir a jugar.
A la ratita le encanta esconderse,
En las hierbas altas ir a perderse.
Astor ladra y olfatea animado:
“¡Mañana yo me esconderé primero!”
El juego del gato
El gatito un ovillo encontró:
“¡Voy a jugar con esto, qué emoción!
Que se sorprendan patos y vacas,
Cómo ruedo esto hasta las matas.
Soy hábil, veloz y muy ágil,
Desenredo hilos como un hábil mago.
Enredo flores, a Astor y la vaca,
¡Verán cómo todo el campo destaca!
¿Será lindo o será un caos feo,
Si al cerco con hilo lo rodeo?
¿Y se enojará alguien por azares,
Si ato con hilo los mismos árboles?”
Carlitos y su barquita
Carlitos se subió a su pequeña barquita:
“Hoy cruzaré el río con esta tablita,
Porque al otro lado está la cabaña,
De mi abuelita y mi abuelo que me extrañan.
Para la abuela llevo un plumón blanco,
De un patito suave que me quiso tanto.
Y para el abuelo dos ovillos enteros,
De la lana que dan los corderos”.
Ovejitas
Por un puente de piedra iban tres ovejitas,
Corrían al pueblo tras campanas bonitas.
Para la oveja, una campana dorada,
Es muy importante, no la cambia por nada.
Con su sonido, no hay confusión,
Ni una oveja se pierde de su reunión.
Junto a las campanas, listones azules,
Y de regreso corren por pastos y nubes.
Por el puente, al corral llegarán enseguida,
Donde el pastor con su rebaño las cuida.
Ratitas
En su nido tras la estantería
Vivían ratitas llenas de alegría.
Yo les daba a diario un poco de grano,
Pero a ellas les gustaba comer más temprano.
Siempre querían probar mi comida:
Fideos, quesitos y sopa servida.
Tuve que llamar a mi gato travieso,
Que cuida la leche con gran embeleso.
Pero mi gato no es muy severo,
Con las ratitas juega sincero.
Ellas felices, entre risas y mañas,
Juegan al escondite con muchas ganas.
Huevos decorados
Gracielito criaba gallinas pintadas,
Mamá gallina y sus hijas aladas.
Cada mañana ponían un huevo,
En la paja suave, siempre con esmero.
Un día llevó los huevos al hogar:
“¡Todos los voy a decorar!
Flores en uno, nubes en otro,
Y harán felices a los pollos, seguro”.
El paseo
Salió el caballito con su amigo el gato:
“¿Vienes al río conmigo un rato?
El río está cerca, tras el cercado,
Ahí nadan peces de dorado lado.
Yo mordisquearé unas margaritas,
Tú podrás pescar truchas exquisitas.
Y cuando regresemos al patio luego,
Les contarás a patos y gallinas el juego”.
Mariposas
Sobre el prado, cada día brillante,
Pasan mil mariposas en vuelo constante.
¿A dónde van, qué buscan con prisa,
Mariposas doradas, azules y lisas?
De flor en flor quieren posarse,
Con otras mariposas poder saludarse.
Hablan con abejas de cosas sencillas,
Así transcurre la vida de las mariposas gentiles.
Las zanahorias de Gracielito
Gracielito tenía un huerto pequeño,
Con zanahorias, papas y puerros de ensueño.
Durante seis meses, trabajó sin pausa,
Desyerbando y regando con gran esperanza.
En otoño pensó: “¡Es hora de recoger!
Voy a llenar mi cesta hasta no poder”.
Pero al llegar al huerto, ¡qué gran desazón!
Un conejo travieso las comió sin razón.
Gracielito ahora semillas comprará,
Y hasta la primavera tendrá que esperar.
Con paciencia y cuidado volverá a sembrar,
Para que su huerto vuelva a brotar.
El viaje
Fueron las cerditas un día a pasear,
A visitar familia, a El Tuito llegar.
Llevaron un pastel y un rico bizcocho,
Partieron temprano, no había mucho bochorno.
El tío esperaba asomado al balcón,
Con su hocico afuera, saludó con pasión.
Daba la bienvenida con cariño sincero
A las tías, abuelas y primas cerditas del sendero.
La rana y el gatito
Junto a la charquita, detrás del portón,
La rana vio al gato tomando el sol.
Ella cazaba moscas con gran destreza,
Él se estiraba, feliz de pereza.
El gatito quiso darle una flor,
Y compartir con ella un rico sabor:
Un trozo de tarta con manzana y miel.
Pero la rana, asustada, saltó con gran brinco a la piel.
Las compras
Gracielito fue al mercado con la gallinita:
“Te compraré grano para tu comidita.
Al caballo le llevaré unas herraduras,
Y para la vaca, verduras muy puras.
Elegiré cinco coles bien gorditas,
Que alegrarán a las cabras y ovejitas.
Cuando terminemos, querida gallina,
Yo iré a casa y tú al patio con cocina.”
El concierto
Cantaba un pajarito al atardecer,
Y la mariquita se puso a ver.
Junto con la tortuga, escucharon su canto,
Y desde el corral llegaron volando:
La pata con sus patitos y el gallo elegante,
Y también la gallina con su andar constante.
La gallina quiso cantar una melodía,
Y el gallo, unirse con su armonía.
Pero el gallo tosía, la gallina con hipo,
Y en el prado el concierto quedó incompleto.
Los caracoles
Junto al bosque crecían fresales pequeños,
Donde vivían caracoles risueños.
El lunes, uno tocaba la trompeta,
El martes, otro horneaba galletas.
El miércoles, un tercero corría veloz,
Entrenaba para un concurso feroz.
El jueves, un artista pintaba cuadros,
El viernes, uno descansaba cansado.
El sábado, se organizaba una reunión,
Y el domingo, uno se enfadaba sin razón.
Vivían felices, en casitas humildes,
Como pequeños duendes en los verdes confines.