La Reina de la nieve y el sueño despertar

Como a las diez de la noche Michell  una joven chilena se fue a acostar porque tenía que madrugar a trabajar en un almacén de ropa, se acomodó en su cama con el teléfono en mano como de costumbre. 

Su habitación estaba decorada con luces de colores, peluches  y afiches de sus películas y cantantes  favoritos. Esa noche, como muchas otras, se puso a ver videos en las redes sociales. Se desplazaba por TikTok y facebook, riendo con videos divertidos, hasta que su cansancio la venció.

Michell comenzó a soñar que se encontraba en un paisaje helado y deslumbrante. Al abrir los ojos, no estaba en su habitación. En lugar de eso, estaba en un glaciar, asustada comenzó a mirar a su alrededor y a lo lejos, miro una figura imponente: era la Reina de la Nieve, vestida con un manto de hielo que brillaba como las estrellas, creyó que estaba soñando pero todo era real.

—Bienvenida, Michell —dijo la reina—. He estado esperándote.

No puedo creer lo que está sucediendo, me estoy volviendo loca de tanto ver tik tok. A pesar de la frialdad del ambiente, sentía una calidez en el corazón. Se dio cuenta de que había sido transportada a un mundo donde la fantasía y la realidad se entrelazan era una locura. En su mente, las historias que había escuchado sobre la Reina de la Nieve cobraban vida como en las películas. Recordaba el cuento popular de su infancia, donde la reina era tanto un ser de belleza fascinante como una figura aterradora.

—¿Por qué estoy aquí no entiendo nada, esto es real? —preguntó Michell.

—He visto tu corazón —respondió la reina, acercándose—. Tú, como muchos otros, has olvidado la belleza del invierno y la importancia de los sueños. Quiero mostrarte lo que he creado.

Mientras la reina hablaba, Michell se dio cuenta de que su entorno estaba lleno de maravillas. Era un espectáculo hipnotizante, y Michell no podía apartar la vista.

—Esto es increíble —murmuró, dejando que su imaginación volara—. Pero, ¿y los humanos? ¿No les temes?

La Reina de la Nieve sonrió, aunque su mirada revelaba una tristeza profunda.

—Los humanos se han alejado de la magia. Ya no sueñan, se la pasan distraídos. He intentado conectar con ellos, pero siempre hay un muro de hielo entre nosotros.

Michell sintió un profundo deseo de ayudar. Recordó cómo las redes sociales a menudo mostraban solo lo superficial y lo banal. Se le ocurrió una idea.

—¿Y si grabara un video de esto? —sugirió, entusiasmada—. Podría contarles sobre ti y mostrarles tu mundo. Quizás así logré que vuelvan a soñar.

La reina frunció el ceño, contemplativa.

—¿De verdad crees que lo entenderán? El hielo y la nieve no son solo decoración, son sentimientos. La conexión con la naturaleza es lo que se ha perdido.

A pesar de la incertidumbre, Michell sintió que estaba en una misión. La Reina de la Nieve la llevó a un claro, donde la luz se filtraba a través de los glaciares. Allí, Michell sacó su teléfono y comenzó a grabar.

—¡Hola, amigos! —dijo, con su energía característica—. Estoy en un lugar increíble, en el mundo de la Reina de la Nieve. Quiero mostrarles lo que significa realmente el invierno.

Mientras grababa el video, la reina se movía a su alrededor, Michell se sintió como si estuviera en una película o documental.

—La Reina de la Nieve me ha mostrado que el invierno es más que frío —continuó—. Es magia, es belleza, y es una conexión profunda con nuestros sueños. No dejen que la rutina los apague.

Cuando terminó de grabar, Michell se sintió satisfecha. Había transmitido un mensaje que podía llegar a muchos.

—Tienes un gran corazón, Michell —respondió la reina, su voz más suave que antes—. Solo recuerda que la verdadera magia no se encuentra en las pantallas, sino en las experiencias que compartimos.

De repente, un estremecimiento recorrió el aire. Michell sintió que su entorno comenzaba a desvanecerse, como si el glaciar se disolviera en un torrente de luces. La reina extendió su mano, y Michell la tomó con fuerza.

—No te vayas, por favor —.

—Siempre estaré en tus sueños —contestó la reina, antes de desaparecer.

Michell despertó de inmediato, se sentó en su cama. Todavía tenía el celular en su mano, y rápidamente se dio cuenta de que había grabado el video todo había sido real, no lo puedo creer se decía. Sin importar la hora, comenzó a editar el video hasta que se aseguro de que cada detalle de su experiencia se mostrará con claridad y su mensaje fuera claro.

Al otro día subió el video a sus redes sociales antes de salir a trabajar, y en poco tiempo, comenzó a recibir comentarios y reacciones. Sus amigos y seguidores se sintieron cautivados por la historia de la Reina de la Nieve y la magia del invierno.

—Esto es increíble, Michell. Nunca lo había visto así —escribió una amiga.

—¡Quiero visitar ese lugar! —completó otro comentario.

La historia de Michell se volvió viral, y pronto, medios locales comenzaron a contactarla para entrevistas ni ella misma se lo creía. 

De alguna manera en pleno siglo veintiuno La Reina de la Nieve había encontrado un nueva forma de conectar con las personas después de tanto tiempo.

A través de la voz de una joven que no solo soñaba, sino que también inspiraba a otros a soñar y de una manera moderna por así decirlo.

Michell nuestra protagonista se dio cuenta de que su experiencia no solo había sido un sueño, sino una enseñanza. Hay que aprender a mirar la belleza que nos rodea, la magia se encuentra incluso en las pequeñas cosas de la vida solo hay que mirar a nuestro alrededor.

Michell se convirtió en una defensora de la magia de la naturaleza, llevando consigo la esencia de la Reina de la Nieve en su corazón y compartiendo su mensaje con el mundo en sus redes sociales. Cada vez que la nieve caía, sonreía, recordando que los sueños son un puente entre el hielo y la calidez de la humanidad y que todo puede ser posible si te enfocas en tus sueños.